sábado, 5 de noviembre de 2011

Si don Rafael levantara la cabeza...


Como cada año, tengo la posibilidad de ir al Festival de Cine Europeo de Sevilla. Este año, a concurso, algo que le honra, pues muchos directores no entran en esa dinámica de ser juzgados mediante votos con una película que saben que va a tener acogida por los festivaleros, se ha proyectado 'Los muertos no se tocan, nene' firmada por José Luis García Sánchez y basada de en la novela de don Rafael Azcona.


Como película deja demasiado que desear. Por ejemplo desearía unos actores a la altura de los personajes, pues, salvo un par de honrosas excepciones, llamar a esas personas actores sólo se puede porque aparecen en los créditos como tal. Son personas que no se pueden poner en la misma categoría que la que en otro momento ocuparon los roles desarrollados por el gran Azcona, sobre todo por que los segundos tenían capacidad natural y capacidad de trabajo, algo que no tienen la mayoría de los de esta película, al menos una de las dos cualidades. También desearía que existiera un guion, ya que no existe; lo que hace las veces de guión es una burda adaptación de la novela y que, si no fuera por dicha base, la película pasaría de mala a insoportable. Lo único que soporta la historia son los ‘gags’ propios de don Rafael y que sólo esa mala hostia suya sabía darle la o las vueltas de tuercas necesarias para que la censura no supiera que hacer con ellas y nuestro intelecto se sintiera drogado por el mejor de los psicotrópicos. Por supuesto también hubiera deseado una buena dirección, de lo que fuera, de actores, de fotografía,… en incluso una dirección general como suele ser la manía de los directores de cine en este país nuestro donde esos individuos quieren hacer el guión, decir que óptica o que foco va allí o aquí o que quieren dirigir a actores. A lo mejor si García Sánchez hubiera hecho algo de eso la película no sería tan mala y, si lo hubiera hecho todo, a lo mejor podría haber sido buena.

Como homenaje a Rafael Azcona deja mucho que desear. Entiendo que unos compañeros de tertulia, reunidos alrededor de un buen vino, decidan homenajear al mayor genio que ha existido en el cine español, con el permiso de don Luis Buñuel, pero con el documental que se hizo con ellos, los compañeros, ya era suficiente y no había que denostar la memoria de nadie.

Esta película es el más claro ejemplo de por qué el cine español sigue donde está y no tiene mucha solución. Los mismos de siempre hacen lo mismo de siempre ayudados de los otros mismos de siempre. Los actores no se merecen en su mayoría dicho nombre si eso los compara a otros y los responsables que deberían no buscan nuevas caras, o curtidas, que den el nivel necesario. Los guionistas no lo son, son conecta-ideas sin autocrítica y del resto mejor ni hablar.

Conclusión, una pena.

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